sábado, 14 de mayo de 2011

CÓMO SABER QUIÉN ES EL BUEN PASTOR

Hoy conmemoramos el domingo del Buen Pastor. Las lecturas nos acercan a una figura tradicional en el judaísmo, pero muy lejana para nuestra moderna sociedad urbana. ¿Qué viene a decirnos la Escritura con esta entrañable imagen? En realidad, viene a mostrarnos rasgos valiosísimos de nuestro Dios.



En primer lugar, que contamos con alguien que nos guía, que nos cuida, que vela por nosotros. Y no es cualquiera, es el Señor en persona. Él sabe el camino –él mismo es el camino- y por eso marcha delante de nosotros, para mostrarnos la senda que conduce hacia fuentes tranquilas, como recitaremos en el salmo. Como el Buen Pastor conoce a sus ovejas, éstas le siguen. Sólo deben estar atentas a distinguir las voces extrañas, las que no quieren pastorear, sino manipular, utilizar, aprovecharse de la oveja.



La prueba para distinguir al buen pastor del asalariado, que pronto pasa a ser salteador y ladrón, es ésta: el pastor conoce a sus ovejas, y da la vida por ellas, sirviéndolas, abriendo el camino, preparando pastos.



El Buen Pastor, hoy, sigue dando la vida, entregándose en cada Eucaristía. Sigue reparando nuestras fuerzas, por medio del reparador sacramento de la reconciliación. Nos protege y guía, con su cayado, por medio de sus obispos y sacerdotes, prolongación suya en medio del mundo. Y prepara ante nosotros la Mesa de su Palabra y de su Cuerpo. En abundancia nos prometió vida, y en abundancia nos la sigue concediendo. Bendito sea el Buen Pastor.

Feliz domingo

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