miércoles, 20 de enero de 2021

La Fe o la Nada

En el día de hoy, 20 de enero de 2021, a medio día, una gran explosión se ha producido en el céntrico barrio madrileño de La Latina, a pocos metros de la Puerta de Toledo. Un desgraciado accidente: la explosión de la caldera ha reventado un edificio de varias plantas y ha segado la vida de varias personas -tres confirmadas en este momento, y un joven sacerdote que se debate entre la vida y la muerte-. Entre los fallecidos está David, un joven electricista de treinta y cuatro años, casado con su joven y bella mujer, con la que ha tenido cuatro hijos que no superan los diez años de edad. Tremendo. 

Al parecer el joven sacerdote -Rubén Pérez, que hoy ha cumplido 6 meses como presbítero- había pedido a su amigo David -profesional del mantenimiento- que le echase una mano con la caldera, cuyo buen funcionamiento en estos días de intenso frío en Madrid es imprescindible. En el edificio están las casas de dos sacerdotes, las salas de catequesis de la Parroquia Virgen de la Paloma, y el despacho de Cáritas. Por motivos desconocidos, se ha producido la fuga del gas y la deflagración. Las imágenes del edificio hablan por sí solas  





Este acontecimiento puede provocar en nosotros otra explosión. Cómo es posible que si existe un Dios, un Dios de bondad y de amor como predican los cristianos -como ha predicado el P. Rubén estos meses- pueda permitir que dos jóvenes estupendos que sólo estaban haciendo el bien mueran prematuramente? (Rubén está luchando 🙏)  (Actualización 21-1-21: Rubén ha fallecido. Descanse en Paz)

No pretendo escribir aquí un sesudo artículo de apologética (defensa de la fe) o un ejercicio de teodicea (justificación de Dios) Sólo quiero compartir una luz sencilla que esta tarde venía a mí con fuerza mientras rezaba por estos hermanos, y que formulo tal como he titulado el artículo: la Fe o la Nada.


Ambas con mayúsculas. Ante un hecho así, sólo veo dos opciones fundamentales: o la Fe en un Dios que ha asumido la condición humana, con todas sus limitaciones, que ha pasado por la pobreza, la persecución, la indiferencia, la injusticia, la traición, la tortura y la muerte -“y muerte en Cruz”- y la ha vencido resucitando y ofreciendo su victoria a todo el que quiera acogerla, transformando la desgracia en gracia; o la Nada más absoluta, el sinsentido de vivir bajo el azar, sin saber de dónde vengo ni a dónde voy, sin entender porqué tengo deseos de plenitud y la vida se empeña en gritarme que soy limitado y lo seré siempre, que la injusticia en esta vida triunfa (cuántos inocentes han sufrido en la Historia y han muerto aparentemente bajo ese signo de derrota) y que no hay nada que hacer salvo tener suerte, esquivar el mal destino y poder disfrutar unos años (70, 80...) y después desaparecer (y que desaparezcan los que quieres, que creo que es aún más cruel). 



Yo sé -por la certeza que da pertenecer a un mismo cuerpo, a una misma familia, a la Iglesia- cuál es la respuesta de David, y de Rubén, a este dilema. Y además estoy plenamente seguro en Fe que esa Victoria ya les abraza, como pido que abrace a sus familiares y amigos. Y que, entre lágrimas -que también lloró Jesús ante la muerte de su amigo Lázaro-, entonen el Aleluya y el Resucitó. 

“Llegará un momento en que sabremos el sentido de todo. Nos reuniremos. Cultivaremos huertos. Reconstruiremos la tierra.” Son las últimas palabras de Fanny, la mujer de Franz Jagerstatter, en el film “Una vida oculta”. Son también las mías. Allí nos reuniremos, gracias a la Fe que vence a la nada.