jueves, 17 de agosto de 2023

JMJ Lisboa 2023: Más vivo que nunca

Nietszche pronunció hace siglo y medio que Dios había muerto, y sin embargo yo le veo más vivo que nunca, si se me permite la expresión. En estos trece años como sacerdote he visto su acción salvadora en innumerables ocasiones. La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa en este mes de agosto ha sido un momento privilegiado para palparlo. También la Iglesia está muy viva, aunque hayan tratado de acabar con ella tantas veces en la historia (desde el año 33 hasta nuestros días). Es cierto que pasa por un momento de fuertes tempestades, pero es por tanto un momento para la fidelidad, la entrega y la confianza. La JMJ ha sido un buen impulso para ello. Os cuento lo vivido allí estos días. 




27-30 de julio. Tuy


La Delegación de Juventud de la Diócesis de Getafe -a la que pertenece la parroquia de Ciempozuelos en la que sirvo- propuso como preparación para la JMJ unos días de convivencia, descanso, oración y formación en la preciosa localidad gallega de Tuy. Y fueron unos días estupendos. La belleza del paisaje -las montañas de fondo, el verde intenso de los pastos, el Miño despidiéndose de la tierra rumbo al océano- nos ayudó a todos a entrar en la belleza de la vida de la Iglesia. Somos un pueblo formado por los alcanzados por Cristo -o los que quieren serlo, los que lo buscan, los que lo intentan- y por eso un pueblo que se dirige a Él para agradecerle, alabarle, bendecirle y pedirle. Por eso fueron días de oración compartida, en los laudes matutinos, en la capilla abierta con Cristo Eucaristía expuesto todo el día, y especialmente en la santa Misa, presidida todos los días por nuestro obispo, Mons. Ginés García Beltrán. No valoramos suficientemente lo que significa que un sucesor de los apóstoles nos acompañe y nos presida los misterios de Cristo. Los obispos son presencia de la sucesión apostólica, un eslabón en la cadena que nos une directamente a Cristo; esto no lo tiene ninguna otra religión, evidentemente, ni ninguna versión moderna pseudo-cristiana. Alguna vez le he preguntado a los testigos de Jehová cómo unen su realidad -nacida en el S. XIX en Estados Unidos- a Jesucristo. Yo les indico que la Iglesia católica tiene una sucesión directa e ininterrumpida por medio de los obispos, y algún interlocutor se ha quedado pensativo (que ya es un paso). 




Pero en Tuy el plato fuerte fue la formación. Charlas, conferencias y talleres jalonaron tres días muy intensos, y sirvieron para profundizar en multitud de aspectos de la vida y experiencia cristiana: desde la oración, el conocimiento de la Sagrada Escritura, los métodos de evangelización para adolescentes, jóvenes, alejados… hasta la cuestión de la llamada vocacional, la oración de alabanza y la vida en el Espíritu; cuestiones de bioética, la prevención del suicidio y las autolesiones, la vivencia sana de la sexualidad -especialmente iluminada por la teología del cuerpo de san Juan Pablo II-, la dimensión misionera de la Iglesia, la evangelización en internet, el diálogo entre las distintas realidades de la Iglesia que acompañan a los jóvenes, la lucha contra la pornografía, y contra la ideología de género (¡magnífica la ponencia “nadie nace en un cuerpo equivocado”!), así como testimonios de vida preciosos como los de Dimitri Cornejo o Carlota Valenzuela (abajo os pongo enlaces a las charlas principales)


Catequesis y homilías JMJ Diócesis de Getafe


Encuentro Diocesano en Tuy de la Delegación de Juventud de la Diócesis de Getafe. Previo a la JMJ


También hubo momentos de sana diversión y esparcimiento, ¡y qué bueno que los haya! Es estupendo pasarlo bien, y hacerlo de un modo sano. Hubo mucha música, y bailes, y deporte, y baño en el río y la piscina, y juegos improvisados, y un concierto y un momento de música disco. Y alguna cerveza (los que la toman). Y yo creo que está bien así. A mi modo de ver un reto educativo con nuestros jóvenes es animarles y orientarles en la vivencia de un ocio saludable, divertido y no dañino, ni para ellos ni para los demás. Veo que hay gente que opta por aconsejar a los jóvenes que huyan de los ambientes de ocio. Y otros que les parece perfecto que los habiten todos. Creo que es necesario ayudarles a descubrir los criterios para que disciernan dónde se puede estar siendo ellos mismos, y dónde no vale la pena que permanezcan. En el exceso no merece la pena estar y desgastarse. En el sano esparcimiento, sí. En fin, hasta aquí la reflexión. 





Los momentos más fuertes e intensos de esta convivencia en Tuy fueron la Hora Santa y el Rosario de antorchas, hermosamente acompañados por el elegante coro que elevaron el alma (¡gracias!). Me consta que en esos momentos de oración ha habido jóvenes que han experimentado el abrazo de Cristo y la presencia de María. Y esto deja huella en la vida, es un antes y un después, es una hora que se queda marcada en el alma. Seguramente las múltiples confesiones que tuvieron lugar esos días -con turnos de confesión de 8 horas al día, y más confesiones fuera de ellos- ablandaron los corazones para que cayera la buena semilla y encontrara tierra buena. La semilla fue lanzada abundantemente -valiosas predicaciones de D. Ginés y de mis hermanos sacerdotes- y la semilla entró en muchas almas. Bendito sea Dios. 





Siquiera un mini-párrafo merecen los organizadores del evento. Magnífica la entrega del equipo de la Delegación de Juventud, formado fundamentalmente por jóvenes laicos, capitaneados por Quique Alonso -el delegado-, acompañados por el P. Rubén Herráiz -subdelegado-, que coordinaron a casi un centenar de jóvenes voluntarios, joya de la corona. ¡Bravo por ellos!


El 31 de julio, fiesta litúrgica de san Ignacio de Loyola, los mil doscientos participantes de Tuy nos desplazamos hasta Lisboa para vivir los días centrales de la Jornada Mundial de la Juventud. Allí se nos unieron otros 800 jóvenes de la diócesis. Comenzaba la segunda parte de la aventura. 


31 de julio-6 de agosto. Lisboa.


La experiencia lisboeta comenzó con la instalación de los jóvenes -y sus acompañantes : )- en un colegio de secundaria situado en el barrio de Parede, perteneciente al municipio de Cascais. Allí pasaríamos las noches en nuestros sacos de dormir sobre esterillas los siguientes días. Forma parte de estos encuentros experimentar el cansancio, dormir en el suelo, compartir “habitación” con varios cientos de hermanos… Aunque debo decir que de los sacerdotes tuvieron misericordia y nos permitieron dormir en una sala varios de nosotros.


La tarde del 31 estábamos convocados al encuentro de españoles junto al famoso casino de Estoril. Unos 40.000 peregrinos procedentes de España -que muchos vienen a su vez de los países hermanos de Hispanoamérica- nos congregamos en un gran parque a escasos metros de la playa para celebrar juntos la santa Misa. Evidentemente celebrar la Eucaristía en un parque con varias decenas de miles de asistentes y rodeados por calles donde transitan, hablan y bebe quien quiere, pues no es lo más recogido del mundo. Pero a todos nos alegró encontrarnos con hermanos de la Iglesia de España, con nuestros obispos, y con una homilía del Cardenal Omella muy sugerente. A continuación tuvo lugar un festival animado para los jóvenes. El cansancio y el tiempo que tardé en coger la cena hicieron que no participara muy activamente en el momento festivo. Reconozco que me gustó ver a Nacho Cano y su gente de Malinche cantando una preciosa canción sobre el bautismo. Intervinieron distintos artistas españoles del ámbito eclesial, como Toño Casado, La voz del desierto o Grilex entre otros. Creo que los jóvenes lo disfrutaron. A las 23.00 nos esperaba una hora de caminata hasta el colegio, y lo hicimos con mucho ánimo y con una preciosa luna sobre el mar que nos acompañó.







Martes y miércoles fueron días para visitar Lisboa y participar en alguna de las múltiples propuestas que la Jornada Mundial ofrecía. Había un gran despliegue de actividades, desde la feria vocacional en la preciosa zona de Belén, hasta películas, exposiciones, conciertos, conferencias, testimonios, torneos deportivos y un largo etcétera. 


El primer día acabamos la jornada dándonos un baño en la playa de Carcavas, y haciendo amigos de Colombia, Brasil y sobre todo USA. El segundo día el grupo parroquial se dividió para participar en distintas ofertas: adoración de Effetá y concierto de Hakuna; Adoración guiada por la Madre Verónica, fundadora de las religiosas Iesu Communio; visita al monumento al Sagrado Corazón de Jesús de Lisboa, y participación en la alabanza, catequesis y adoración de Lifeteen. Momentos de gracia todos ellos. 





Uno de los elementos propios de las JMJ´s son las catequesis de los obispos. Pudimos asistir a una que predicaba precisamente el de Getafe muy cerca de donde nos alojábamos. Allí se confesaron muchos jóvenes, compartieron, reflexionaron y rezaron. Después de la Eucaristía pudimos sacarnos una foto con nuestro prelado, que nos la guardamos para la posteridad. 





A partir del jueves la actividad se centró en participar en los eventos presididos por el Papa Francisco. Jueves y viernes, en el monte del encuentro, asistimos a la acogida y al viacrucis. Fueron horas de desplazamiento, caminata, calor y espera; pero también de compartir, conversar, cantar, conocernos. Después, momentos de escuchar al santo padre, de rezar con él y por él, y de incluso verle más de cerca. Esas horas compartidas han sido claves para que el grupo se conozca más, se forjen las relaciones, y el Señor nos una. 






El fin de semana estuvo marcado por el desplazamiento hasta el parque del Tajo, donde tuvo lugar la vigilia y la misa de envío, actos centrales de la JMJ. Los medios de comunicación hablan de un millón y medio de participantes. Las imágenes aéreas son muy impresionantes. Los que hemos participado en otras jornadas de este tipo sabemos que es muy importante llegar pronto a la zona asignada, porque ante tal cantidad de personas es factible que uno llegue a su sitio y esté abarrotado. Con esa idea en la cabeza emprendimos el camino hasta Parque Tejo, primero en autobús, que nos “acercó” hasta las inmediaciones. Después, casi 4 horas andando -con paradas entre medias- hasta que logramos llegar a la meta. La recogida de la comida también formaba parte de la “gymkhana”, y gracias a Dios -y a mi compañero de parroquia y aventuras el P. Álvaro- conseguimos la comida con mucha facilidad. 





La tarde en Parque Tejo pasó rápido. Instalarse, comer, hacer cola para recargar las botellas, y en seguida comenzó la música de Hakuna que fue un momentazo. Media hora larga cantando y bailando con los jóvenes unos temas muy pegadizos y animados, que hablan de la vida y de Dios, y también le hablan a Dios.





Y en seguida llegó el Papa, y comenzó la vigilia. Apenas un testimonio impactante de una joven cristiana perseguida que tuvo que huir de su país para salvar la vida y mantener la fe. ¡Qué impresión causa saber que a día de hoy muchos hermanos se juegan la existencia por ser amigos de Cristo! Ojalá se nos pegue algo, mucho. 


A continuación una performance con baile y un juego de drones luminosos nos invitó a “levantarnos” y “seguir” a Cristo, imitando la actitud de la Virgen María recogida en el lema de la Jornada. El papa entonces nos dirigió la palabra para agradecer nuestra presencia. Nos recordó que “María va (a servir a su prima) porque ama, y “el que ama, vuela, corre y se alegra” (Imitación de Cristo, III, 5). Eso es lo que nos hace el amor”. 


Nos enseñó que la alegría de María es una alegría misionera. “¡La alegría es misionera!”. Por eso nos dijo el sucesor de Pedro que debemos llevar esa alegría a los demás. 


Nos invitó Francisco a recordar que esa alegría nos la han transmitido nuestras “raíces”, y nos regaló un momento de silencio para pensar, agradecer y rezar por aquellos que nos legaron la fe. Fue un momento hermoso. 


Después su santidad compartió una anécdota que ya le había escuchado -no recuerdo cuándo-. Resulta que los montañeros tienen un canto que dice: “en el arte de ascender lo importante no es no caer, sino no permanecer caído”. Porque el que permanece caído dice el papa que se “jubila de la vida”. En este sentido, el papa nos recordó que cuando uno cae lo que hay que hacer es ayudar a levantarlo, y que es la única vez que nos es lícito mirar a alguien de arriba abajo: cuando hay que levantarle. 


En penúltimo lugar Francisco usó una imagen futbolística para recordarnos la importancia de “entrenar”. “Detrás de un gol, ¿qué hay? Mucho entrenamiento. Detrás de un éxito ¿qué hay? Mucho entrenamiento.” Así que nos invitó a entrenarnos : )


Por último nos recordó que en la vida sólo hay una cosa gratis: El amor de Jesucristo. Y a continuación tuvimos el regalo de poder adorarle en su presencia eucarística. PAra mí fueron los momentos más conmovedores de la JMJ: cientos de miles de jóvenes se arrodillaron y adoraron al Señor en silencio. Impresionante. 





La noche transcurrió en un abrir y cerrar de ojos. Cerré los míos escuchando de fondo a los jóvenes del camino neocatecumenal cantando y bailando sus sones -eran muchos : )- y los abrí a las 5 de la madrugada para dirigirme al lugar donde concelebraríamos los sacerdotes. Puede ver de cerca el escenario -simplemente espectacular-, rezar la liturgia de las horas, y cuando me disponía a dormir un poco hasta que comenzara la Misa… Comenzó la sesión musical del sacerdote brasileño DJ. Personalmente me agradó ese momento. No me pareció inadecuado o fuera de lugar. Puede hacerse de otra manera, con otro estilo, es cierto. Pero no creo que esto descarte una sesión musical que despertó -y con mucho ánimos- a miles de jóvenes. Por cierto, la sesión concluyó a las 8.00, una hora antes de que comenzara la Misa. Hubo tiempo para disponerse adecuadamente a la misma. 





El Papa en su homilía de envío nos habló de tres elementos: resplandecer, escuchar y no tener miedo. Nos dijo que “nos volvemos luminosos cuando acogiendo a Jesús aprendemos a amar como Él. Amar como Jesús, eso nos hace luminosos, eso nos lleva a hacer obras de amor”.


En cuanto a la escucha, el Papa hizo una aplicación muy sencilla: “agarrá el evangelio y leé lo que dice Jesús y lo que dice en tu corazón. Porque Él tiene palabras de vida eterna para nosotros.” Así de sencillo, así de directo. 


Por último, tomando una de las palabras más repetidas en la Sagrada Escritura, y la que es probablemente la expresión más conocida del papa san Juan Pablo II, Francisco nos dijo: “Queridos jóvenes, quisiera mirar a los ojos de cada uno de ustedes y decirles: no tengan miedo. Es más, les digo algo muy hermoso, ya no soy yo, es Jesús mismo quien los está mirando en este momento. Nos está mirando. Él nos conoce (…) y Él hoy les dice, aquí en Lisboa, en esta Jornada Mundial de la Juventud: “no tengan miedo”. Y así terminó su homilía. 





Al terminar la Misa el santo padre nos informó de que la próxima JMJ será en Seúl, en Corea del Sur, en 2027, y que en 2025 nos espera en Roma en el jubileo de los jóvenes. Y en ese momento, mientras se pronunciaban las últimas palabras de agradecimiento, muchos de nosotros comenzamos la salida del campo Tejo. Tres horas después estábamos ya en nuestro autocar, deseando llegar a nuestras casas y reposar todo lo vivido, y dormir en nuestras camas : )


Epílogo: Una pequeña prórroga


Termino compartiendo una última anécdota. En el camino de regreso a España el autocar se averió. Nos faltaban aún cinco horas para llegar a nuestro destino. Estábamos deseando llegar a casa y la circunstancia se nos ponía cuesta arriba. Nos pusimos a rezar para vivir mejor esta contrariedad, y la Virgen nos ayudó a vivirla como un momento de gracia. Los jóvenes aprovecharon para charlar, cantar, jugar al fútbol, tocar la guitarra… Hubo ocasión para reunirnos todos y escucharnos. En ese momento nos hicimos la foto de grupo joven Juan Pablo II, con la camiseta diseñada para esta ocasión, que contiene los nombres de todos los integrantes en la espalda formando una cruz, y que tiene estampada al frente una frase del papa polaco: “el amor vence siempre”. Así lo vivimos nosotros. Cinco horas después nos recogió otro autobús, y a las 4.30 de la madrugada llegamos a Ciempozuelos, dando gracias a Dios por tanto vivido. 





Ahora queda asentar, decantar y hacer propio lo sembrado en estos días. La siembra ha sido abundante; deseamos que crezca en nosotros y dé frutos abundantes, que duren, frutos de vida eterna. Queremos que el Dios de la vida, que está vivo y nos quiere vivos, nos haga vivir en abundancia (Jn 10, 10). Contamos con vuestras oraciones para que esto suceda.