He aquí un comentario-introducción a las lecturas del primer domingo de Adviento. He pensado que además de hacer sufrir a mis pacientes feligreses con mis homilías, también puedo hacerlo con mis amigos lectores. Si queréis tenerlo en audio, aparece mañana a las 8.30 en "Es Domingo", en la Cadena Cope. Aquí va.
"Comenzamos un nuevo año litúrgico entrando en el Adviento, que en palabras del gran liturgo Odo Cassel, define la condición existencial del cristiano. ¿A qué se refiere? Muy sencillo. En el Adviento la Iglesia vuelve su mirada hacia las dos venidas de Cristo, la que sucederá al final de los tiempos y la que tuvo lugar hace dos mil años. Y en esa situación nos encontramos cada uno de nosotros. Nuestras vidas como creyentes se desarrollan entre la venida del Hijo de Dios en carne mortal y su regreso definitivo en gloria. De aquí se deduce la invitación urgente que hoy nos hace el Evangelio: ¡estad en vela! Estad preparados. No es cuestión de preocuparse, pero sí de ocuparse en estar listos cuando el Señor venga. “Aprovecha la gracia de Dios que pasa y no vuelve” nos diría san Agustín.
Porque si bien no sabemos ni el día ni la hora, lo que está claro –nos lo recuerda Isaías en la primera lectura- es que “al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor”. Y viene a establecer el cielo nuevo y la tierra nueva, donde los instrumentos de guerra –las espadas y las lanzas- serán transformadas en herramientas para el bien.
Y como de ese reino de paz queremos participar todos, escuchemos la invitación del profeta a caminar a la luz del Señor; y por eso, hagamos caso a san Pablo, que nos exhorta a abandonar las tinieblas y sus obras –comilonas, borracheras, lujuria, riñas- y a conducirnos con dignidad, como conviene al que ha sido revestido de Cristo por el bautismo, traje que se renueva en cada Confesión, en cada ocasión que recibimos el cuerpo del Señor.
Para terminar, me permito dos apuntes. Que nos unamos al Santo Padre en su intención de orar por la vida naciente, por la cual celebra hoy una Vigilia de oración. Y que releamos la encíclica “Spe Salvi” que el Papa nos regaló hace unos años para vivir mejor el Adviento y toda nuestra vida cristiana".
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