En mi último programa de "Rompiendo moldes" en Radio María hablamos de las "Vacaciones con Dios"; esos planes veraniegos -también pueden ser navideños o de Semana Santa, pero dan más juego los estivales- en los que planeas tus días de descanso poniendo a Dios en el centro, y viendo qué propuesta parece más agradable y provechosa a Sus ojos. Como muestra, entrevistamos en el programa a una joven de Getafe que pasó tres meses el año pasado en Calcuta con las Misioneras de la Caridad, y que -con una sincera sonrisa- relataba cómo esos días dedicados a cuidar enfermas mentales -que ni siquiera hablaban su idioma...- habían sido el mejor de los regalos.
En el otro extremo -del orbe- se encontraba el P. Javier Mairata y los cinco seminaristas que durante el mes de agosto van a desarrollar misiones de evangelización en Chile, más concretamente en Villarrica, a 800 km al sur de la capital. Y allí estaban, helados de frío por el intenso invierno que están viviendo, y agradecidos por poder compartir lo más grande que tienen -la fe en Cristo Jesús y en su Iglesia- con cuantas personas se crucen en el camino, o en la cárcel, o en la escuela, o en el imponente volcán que preside aquella diócesis.
Aunque no haya sido en otro continente, y no haya consistido en una misión caritativa o de primera evangelización, también yo he podido disfrutar estas semanas de un "verano con Dios" (en realidad el ideal del cristiano es "la vida con Dios", pero bueno, nos entendemos). Sobre la preciosa experiencia del Campamento de verano ya he escrito en este blog, y el que quiera, aquí tiene mis reflexiones: http://julianlozanolopez.blogspot.com.es/2013/07/para-que-sirve-un-campamento.html
Ahora quiero referirme a la Escuela de Verano Joven -en Rozas de Puerto Real- organizada por la Acción Católica de la Diócesis de Getafe, y muy bien organizada, por cierto. Si tuviera que decir algo de ella, seguramente empezaría por el principio, por ese aire de familia que los que llevamos ya unos añitos por estos lares percibimos en tantos sitios y momentos: peregrinaciones, vigilias, ejercicios espirituales, campamentos... Nos sabemos hermanos, y nos sentimos en casa, y eso es un gustazo, y hace muy agradable la convivencia. Ojalá logremos comunidades -parroquias- en las que nos conozcamos más y mejor, desde el Señor, y seamos en verdad miembros de un mismo Cuerpo.
Pero, por si había quien no conocía a esa "familia", la primera noche los jóvenes de la Asunción de Móstoles (arriba, en la foto) nos prepararon una velada de presentación muy entretenida, y en apenas media hora, mientras hacíamos mímica, saltábamos a la comba, nos "disparábamos", hacíamos equilibrios o jugábamos a las sillas musicales, nos íbamos aprendiendo los nombres, procedencia, estudios y/o profesiones de los ochenta participantes en la Escuela. Enhorabuena!
Si tuviera que decir algo más de la Escuela de Verano, diría que me encantaron las conferencias; que Antonio Castillo expuso con mucha claridad los retos que nos plantea la Bioética, y cómo la Iglesia -una vez más- lucha por proteger y custodiar la dignidad humana -desde el momento de la concepción hasta la muerte natural de la persona- aunque se juegue el prestigio en ello. Y que me volvió a fascinar la charla de Monseñor Munilla, que repitió "La emergencia afectiva" que impartió en el Congreso Nacional de Pastoral Juvenil en Valencia el año pasado, y que tan necesario es escuchar, y que tanto bien está haciendo (https://www.dropbox.com/s/tr3tz0izkd9y5q1/Mons%20Munilla.%20Emergencia%20afectiva.%20Rozas13.mp3).
Y que me pareció magistral la lección sobre "Cristianismo naciente y las religiones", con la que Mons Rico Pavés -Obispo auxiliar de Getafe- nos iluminó el camino actual de diálogo con otras religiones, y la necesidad de ofrecer a todos la Buena Nueva del Evangelio.
Si tuviera que añadir algo más sobre esta peculiar Escuela, escuela de vida, diría que es una suerte que ochenta jóvenes catequistas puedan profundizar en su formación de la mano de profesores instruidos y generosos con su tiempo y su saber. Profundizar en el Credo, en los sacramentos, en el libro del Apocalipsis y con él en la Escritura, o asomarse a la belleza de la teología del cuerpo de Juan Pablo II, repercutirá sin duda en el bien de estos jóvenes, y en el de todos aquellos que estén a su cargo en las parroquias. Es un bonito efecto dominó, un círculo virtuoso, porque el "bien es difusivo". Aquí, algunos de los grupos de estudio:
Pero podría añadir aún más, y decir que los ratos de piscina, las timbas de mus, las horas de "jungle speed", los partidos de fútbol y voley, los duelos al frontón y al tenis, los ratos de guitarreo... han dado un toque fresco, sano y divertido a nuestros momentos de ocio. Porque lo nuestro es disfrutar de todo lo que el Señor nos regala, y disfrutar al máximo.
También los talleres, los saberes prácticos, sobre hablar en público, artesanía, literatura y cocina, han supuesto un crecimiento, un reto en ocasiones, una superación, y un deleite. Ah! y los cineforun tampoco han estado mal: "A good woman", "Soul Surfer" y "La rosa blanca".
En el plano personal, además ha sido un regalo poder compartir tiempo, conversaciones, pareceres, y ponernos un poco al día con viejos amigos, a los que conocí hace ya unos años en circunstancias parecidas, cuando arrancábamos nuestra etapa universitaria, y comenzábamos a orientar nuestros rumbos vitales. ¡Qué bueno que el Señor nos haya mantenido en el camino!
Pero al final, lo mejor, como siempre, es haberle tenido a Él en el centro, y desde Él haber vivido la experiencia de pertenecer a un Pueblo, de sabernos engendrados por la misma fe, en el mismo amor, con la misma esperanza. La Eucaristía diaria, de la que nace la Iglesia, y la oración que le da el oxígeno para continuar siendo los brazos del Padre en medio del mundo.
Hasta las próximas "Vacaciones con Dios"
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