lunes, 6 de diciembre de 2010

CUMPLEAÑOS INFELIZ

Dice el artículo 17 de la Constitución española en su primer apartado que "Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad". Supongo que toda persona incluye también al Cardenal de Madrid. ¿Incluso si tiene la osadía de hablar en una universidad pública? Hombre, libre, lo que se dice libre, sí, podía haber ido... ¡Ah! pero otra cosa es lo de seguro. Según la realidad -que siempre se impone- no podían darse ambas condiciones a la par. Lástima de artículo 17.


Dice el artículo 16 de la Constitución española en su primer apartado que "Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley". Supongo que ha sido lo del orden público lo que obligó hace pocas semanas al Gobierno a cerrar el culto en la basílica del Valle de los Caídos. Ya saben, los benedictinos son conocidos -ya desde san Benito, en el s. V- por alborotar, montar jaleos y traer de cabeza a las fuerzas de seguridad. Lo han hecho siempre. Los amigos de la Autónoma que han boicoteado la conferencia de Rouco respetan al máximo el orden público, el que ellos imponen. Pero a ellos les ampara el artículo 16, así que pueden ejercer la libertad ideológica para amordazar a un Obispo. Lástima de artículo.


El artículo 27 en su tercer apartado afirma que "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones". Je, je, que se lo digan a los padres que han objetado, a ver si tienen derecho a que sus hijos no sean adoctrinados en la moral relativista y pansexualista que impone EpC. Qué mala leche tuvieron los "Padres de la Transición". Mira que poner en el texto constitucional que son los poderes públicos los que deben garantizar este derecho. Lástima de artículo 27.


El Artículo 15 de nuestra Carta Magna declara que "Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes".  Y aquí es cuando a uno le dan ganas de... llorar. Sí, porque más de 100.000 individuos que forman parte de ese "todos" son privados cada año de su derecho a la vida, a la integridad física, a no ser torturados o tratados inhumanamente. Y decía la Beata Teresa de Calcuta que mientras exista el aborto en el mundo será imposible que se establezca la paz entre las naciones. Así de claro.


Por todo lo dicho, sonroja ver a nuestros representantes políticos festejando el trigésimo segundo cumpleaños de nuestra Constitución, y verles satisfechos porque nuestra ley suprema es capaz de controlar a los controladores, mientras ha sido desposeída de su virtud para garantizar la libertad y la seguridad, el ejercicio del culto pacífico, la potestad paterna de educar y el sagrado derecho a la vida. Cumpleaños infeliz para ella, y para todos nosotros.

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