martes, 9 de diciembre de 2025

VIVIR FÁTIMA EN EL PAU IV

Acabamos de regresar del Santuario de Fátima donde hemos vivido una gozosa experiencia de fe y de Iglesia. Hemos rezado y hemos reído, hemos celebrado y hemos convivido; Nos hemos acercado a los mensajes de la Virgen a los Pastorcitos, y todo ello nos ha acercado al Señor. Hemos disfrutado de una estupenda convivencia en que ha habido servicio y cuidado mutuo, tanto entre los adultos como entre los jovencitos. Entre ellos han surgido amistades, y entre nosotros se han acrecentado los lazos, no cabe duda. 





Ahora la cuestión es vivir Fátima pero en el PAU IV, continuar la vivencia en el día a día. Daré algunas pistas. 


En Fátima el centro ha sido Jesús. “Cuando dos o más están reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos”. Y cuando Jesús está en medio todo se vive mejor. Hemos comenzado los días rezando, alabándole y pidiendo. Le hemos cantado, hemos recitado salmos y escuchado su Palabra. Después, hemos bendecido las comidas, celebrado la santa Misa, rezado el Rosario, y un viacrucis de casi dos horas (por cierto, ha sido mi récord… ; ) Muchos nos hemos confesado. Hemos adorado juntos y meditado los mensajes del Ángel de la Paz y de María a los Pastorcitos. En síntesis: nos hemos puesto muy a tiro para recibir muchos regalos de Dios. Y Él se ha derramado abundantemente. Estoy seguro de que más adelante veremos incluso más bendiciones. 





Esta presencia de Jesús, de María, en la oración y los sacramentos, ha generado un tono, un ambiente, un modo de estar y relacionarnos. Nos ha llevado a vivir mucho el servicio, y a hacerlo como a Dios le gusta: “le es grato a Dios el que da con alegría”. Ha habido mucha alegría, porque ha habido mucho servicio, y viceversa. Cocinar, poner la mesa, recogerla, fregar, servir, preparar la liturgia, y el vademécum, y los cantos, y los juegos, y los chistes… No, esos han sido más bien espontáneos, no preparados, que son los mejores. 


Que siga el servicio, y el sentido del humor que no falte, que ayuda mucho. 


Para servir así, que es un modo de amar, hace falta vivir el sacrificio (ya sabéis: “sacrum facere” hacer sagrado). La Virgen en Fátima preguntaba a los Pastorcitos si querían orar y hacer sacrificios por la conversión de los pecadores. Ellos dijeron sí sin pensárselo. La vida nos da todos los días oportunidades para negarnos a nosotros mismos y poner al otro por delante, para amarle como nos ha enseñado Cristo. Así se “repara” el Corazón de Jesús: poniendo amor, más amor. Recordad la oración que el Ángel enseñó a los pastorcitos: “creo, adoro, espero y te amo; y pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman”. En un campamento a los chavales les propusimos que cada vez que hicieran un acto de amor, de servicio, quitaran una de las espinas que tenía clavado el corazón de María (era una manualidad bellamente preparada por las monjas). Al final del campamento ese corazón estaba limpio de espinas. Quizá nosotros podamos hacer algo parecido y llenar de consuelo a nuestro Dios y a su Madre santa.  





Y todo este puente lo hemos vivido en comunidad. Rezábamos, comíamos, nos desplazábamos, charlábamos (interesantes sobremesas ; ) como miembros de un cuerpo, de una familia, de la Iglesia. La fe está diseñada para ser vivida con otros hermanos (“¡gracias Señor por darme hermanos!”, que decía san Francisco de Asís) 


Podríamos seguir tirando del hilo, pero quizá conviene dejar puntos suspensivos para que otros los completen. 





En la parroquia San Pablo VI, en el PAU IV, se pueden seguir viviendo estas dimensiones. Y la parroquia no es sólo el complejo situado en la avenida Vía Láctea, sino que también es los hogares de sus familias, llamadas por san Juan Pablo II “Iglesias domésticas”. En nuestra comunidad parroquial se puede seguir viviendo la oración en sus diversas formas -adoración, rosario, intercesión-, la gracia de los sacramentos, el regalo del servicio, la alegría de compartir fe y vida, el saber que estamos llamados a evangelizar para que nadie se pierda y todos conozcan la buena noticia del Evangelio. Fátima se puede vivir en el PAU IV. Cuento con vosotros para que arda el barrio entero ; ) Contad conmigo. 


Gracias, gracias por lo vivido. Seguimos, que queda misión.